El cambio climático amenaza la seguridad hídrica de Nuevo México, y los legisladores de Nuevo
México son cómplices al permitir que las grandes agroindustrias prioricen las ganancias sobre
las personas. Específicamente, las mega lecherías derrochadoras, la producción de alfalfa y los
árboles de pacanas malgastan el agua en todo el estado, vaciando los pozos residenciales y los
acuíferos estatales. Nuevo México no recopila datos adecuados para rastrear cuánta agua hay
y cuánto están utilizando estas granjas agrícolas industriales. El estado no está preparado para
enfrentar la sequía en curso. Se necesita desesperadamente un cambio significativo en la forma
en que Nuevo México asigna y legisla el agua, y la gobernadora Lujan Grisham y la Legislatura de
Nuevo México deben tomar medidas inmediatas para ocuparse de la escala de esta emergencia.
¡Ya es hora de proteger el agua de Nuevo México!
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